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el manómetro en un purificador de agua es un instrumento crítico para monitorear la presión del sistema, asegurando que el sistema de purificación funcione dentro de límites seguros. Durante el uso prolongado, los manómetros pueden sufrir roturas de vidrio o una aguja atascada, lo que afecta significativamente la precisión del monitoreo y la seguridad general del sistema. Comprender las medidas de respuesta a emergencias es esencial para mantener un funcionamiento estable, prolongar la vida útil del equipo y reducir los costos de mantenimiento.
La rotura del vidrio de los manómetros suele deberse a impactos externos, golpes de ariete, cambios bruscos de temperatura o envejecimiento prolongado. El contacto físico directo o la colisión pueden romper o romper el vidrio. Los impulsos del flujo de agua o las vibraciones de las tuberías imponen una presión repentina sobre los componentes internos, lo que puede provocar la fractura del vidrio. Las fluctuaciones extremas de temperatura pueden provocar expansión y contracción térmica, aumentando el riesgo de rotura. Con el tiempo, el envejecimiento del material de vidrio o las microfisuras formadas durante el uso también pueden causar fallas bajo fluctuaciones de presión.
Una aguja atascada generalmente es el resultado de desgaste mecánico, acumulación de sedimentos internos o fatiga del resorte. La exposición continua a agua que contiene impurezas o agua dura puede acumular depósitos en el cojinete de agujas o en los componentes de detección, provocando un movimiento retardado o congelado del puntero. El envejecimiento del resorte o de los elementos del engranaje puede impedir que la aguja regrese a su posición adecuada. Una instalación inadecuada o una vibración excesiva de la tubería también pueden contribuir al atasco de la aguja, lo que afecta las lecturas precisas de presión.
Cierre inmediatamente la fuente de agua para evitar una mayor contaminación o lesiones por vidrios rotos. Utilice guantes protectores, cepillos o una aspiradora para eliminar los fragmentos de forma segura sin contacto directo con las manos. Inspeccione el medidor y las conexiones de la tubería para detectar fugas y bloquee temporalmente el agua que se escape. Reemplace el manómetro roto con una unidad nueva lo antes posible para garantizar un control continuo de la presión. Instalar una cubierta protectora transparente o una película irrompible puede mejorar la seguridad y reducir el riesgo de que se rompa nuevamente.
Cuando la aguja esté atascada, primero apague la bomba de agua o la válvula de entrada para reducir la presión en el manómetro. Golpear o girar suavemente la carcasa del medidor puede restaurar el movimiento de la aguja, pero se debe evitar una fuerza excesiva para evitar daños internos. Si la aguja permanece atascada, retire el manómetro y limpie los cojinetes de agujas y los componentes sensores de presión con agua limpia o un agente limpiador neutro. Es posible que sea necesario un desmontaje y lubricación profesional para restablecer el funcionamiento adecuado. Los manómetros que no puedan repararse deben reemplazarse inmediatamente para mantener un monitoreo preciso del sistema.
La inspección periódica de la apariencia y las lecturas del medidor puede detectar grietas o problemas con las agujas de manera temprana. Mantenga condiciones estables de la tubería para evitar golpes de ariete excesivos o vibraciones. Elija manómetros de alta calidad, resistentes a la presión, inastillables y resistentes a la corrosión para minimizar el riesgo de rotura y atasco de la aguja. La limpieza rutinaria de las conexiones del medidor y los componentes internos evita la acumulación de sedimentos. La instalación de amortiguadores o carcasas protectoras puede reducir aún más el impacto externo y las fluctuaciones de presión en el manómetro.